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Hipertensión pulmonar y sus riesgos en el ejercicio

La hipertensión pulmonar es una presión arterial alta en las arterias de los pulmones. Hace que el lado derecho del corazón se esfuerce más de lo normal.

El lado derecho del corazón bombea sangre a través de los pulmones, donde recoge oxígeno. Luego, la sangre retorna al lado izquierdo del corazón, de donde se bombea hacia el resto del cuerpo.

Cuando las pequeñas arterias (vasos sanguíneos) de los pulmones se estrechan, no pueden transportar mucha sangre. Cuando esto sucede, la presión se acumula. Esto se denomina hipertensión pulmonar.

Los signos y síntomas de la hipertensión pulmonar en sus etapas iniciales podrían no ser evidentes durante meses o incluso años. A medida que la enfermedad progresa, los síntomas empeoran.

Entre los síntomas de la hipertensión pulmonar se encuentran:

  • Dificultad para respirar, en un inicio mientras haces ejercicio y con el tiempo durante el descanso.
  • Fatiga.
  • Mareos o episodios de desmayos.
  • Presión o dolor en el pecho.
  • Hinchazón en los tobillos, las piernas y con el tiempo en el abdomen.
  • Color azulado en los labios y la piel.
  • Pulso acelerado o palpitaciones del corazón.

La ecocardiografía es el método no invasivo de elección para el estudio del paciente con sospecha de hipertensión pulmonar. La ecocardiografía permite estimar la presión arterial pulmonar sistólica y, además, puede proporcionar información adicional acerca de la causa y las consecuencias de la enfermedad.

El ecocardiograma puede ayudar al médico a verificar el tamaño y el funcionamiento del ventrículo derecho y el espesor de la pared del ventrículo derecho.

También puede mostrar el funcionamiento de las cavidades y válvulas cardíacas. Los médicos también pueden usarlo para medir la presión de las arterias pulmonares.

La hipertensión pulmonar puede ser causada por:

  • Enfermedades congénitas del corazón.
  • Daño importante en la función del corazón del lado izquierdo.
  • Coágulos sanguíneos en el pulmón (embolia pulmonar).
  • Insuficiencia cardíaca.
  • Enfermedad de las válvulas del corazón.
  • Niveles bajos de oxígeno en la sangre durante un largo tiempo (crónico).
  • Enfermedad pulmonar, como fibrosis pulmonar o alguna otra afección pulmonar severa y crónica.
  • Apnea obstructiva del sueño.

Si usted tiene hipertensión pulmonar, debe consultar antes con su médico al iniciar/realizar ejercicio.

Incluso las formas más leves de actividad podrían ser demasiado extenuantes para algunas personas que tienen hipertensión pulmonar. Para otras, el ejercicio moderado, como caminar, podría ser beneficioso, en especial, cuando se realiza con oxígeno. Sin embargo, consulta primero con tu médico sobre las restricciones específicas para hacer ejercicio.

En la mayoría de los casos, se recomienda no levantar objetos pesados. Tu médico puede ayudarte a planificar un programa de ejercicios adecuado.

Los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a mejorar la enfermedad de la Hipertensión Pulmonar.

 

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